Flores, San José, San Benito, San Andrés, La Libertad, San Francisco, Santa Ana, Dolores, San Luis, Poptún Sayaxché y Melchor de Mencos.
Cabecera departamental: Flores.
Temperatura: Máxima 35 grados centígrados, Mínima 15 grados centígrados.
La Isla de Flores cuenta con una particular tradición arquitectónica de corte caribeño, única en el territorio nacional. Esto constituye un encuentro entre la tradición arquitectónica del Caribe inglés y la tradición maya. Por fortuna este rostro poco ha cambiado en la isla y presenta síntomas de recuperación.
En este recorrido encontrara los Poblados como Uaxactún y Carmelita, en pleno corazón de la Reserva de la Biosfera Maya, es el clásico ejemplo de comunidades extractivas de chicle. Otras, como el Remate en camino a Tikal, producen una abundante, variada y rica tradición artesanal de talla en madera que es bien recibida por los visitantes como recuerdos. La tradición festiva de estos pueblos es diferente al resto del país. Sobresale en sus bailes el de La Gigantona, llamada Chatona, que se hace acompañar del caballito (otra estructura de madera), danza que cuenta con su pieza especial en el repertorio musical tradicional, que se caracteriza por zapateados y otros ritmos similares llamados huachinangos. Podemos apreciar también polcas y shoties, los que dan prueba de su marcada influencia europea, pero también de su conexión yucateca y campechana.
Hay en Petén dos Reservas de la Biosfera, siete Parques Nacionales, cinco Refugios de Vida Silvestre, cuatro Biotopos Protegidos, tres Monumentos Culturales y una Reserva Biológica. Todos estos lugares, además de la espléndida naturaleza que resguardan, poseen sitios arqueológicos de enorme valor.
El Parque Nacional Yaxha-Nakum-Naranjo, celebra su VII Aniversario de haber sido declarado Parque Nacional, ubicado en los municipios de Flores y Melchor de Mencos, del departamento de Petén, dentro de la Reserva de la Biósfera Maya.
Se conoce por su diversidad en especies de flora y fauna, sus abundantes ambientes naturales, así como lagunas, lagunetas, aguadas y ríos, refugio de numerosas especies, herencia de la civilización Maya Prehispánica.
Cuenta con cuatro centros monumentales -Yaxha, Nakum, Naranjo y Topoxte- que en conjunto con 10 sitios intermedios y 282 sitios menores hacen del parque una joya arqueológica.
Yaxha fue una importante ciudad de los antiguos mayas, al parecer muy relacionada con Tikal. Sus bosques están bien preservados y la laguna de Yaxha es una de las más importantes en el sistema de lagunas de la Biósfera Maya.
Su principal objetivo es “la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo”.
Actualmente el parque cuenta con un equipo de administradores e investigadores que trabajan por la protección y sustentabilidad del parque, quienes pertenecen al proyecto PROSIAPETEN, que desde 1989 desarrolla tareas de investigación, restauración y conservación en el parque.
Este departamento (Petén) aglomera junglas, extensas sabanas, humedales, ríos y las complicadas esculturas de una intemperie inclemente. Con todo, es la representación de un trópico forjado bajo la poderosa influencia del Caribe.
El fascinante carácter de su conformación ecológica muestra un misterioso influjo caribeño.
El departamento es parte de una sola masa estructural con la península de Yucatán. Consta de una base de rocas muy antiguas, cuyas edades pueden remontarse hasta 370 millones de años. Sobre ellas se emplazaron, en por lo menos dos formidables períodos de deposición, enormes volúmenes de sales calizas, principalmente carbonatos y sulfatos de calcio. Ambos territorios forman una vasta plataforma, que nació cuando en la costa este de Norteamérica se levantaron las montañas llamadas Acadianas. Esta plataforma, según se ha podido interpretar, era parte de la "minúscula" placa tectónica conocida como Maya Oriental. De su ajuste y lenta evolución, se formaría el zócalo ancestral; es decir el basamento más antiguo.
El territorio Petén-Yucatán se ha originado en el poderoso levantamiento acadiano del fondo oceánico, luego fue colosalmente hundido hasta su reconversión en lecho marino.
Un formidable empuje desde abajo, y vuelve a ser tierra seca. Otro hundimiento, y una vez más a las profundidades marinas, de donde habría de surgir por tercera vez.
En tanto, su microplaca tectónica también se daba a la tarea de desplazarse sobre la superficie, buscando acomodo en un proceso inexorable y lento, uno de cuyos momentos es el que vemos ahora, a modo de fotografía que congela el tiempo geológico. Los dos hundimientos le proveyeron, como se dijo, de muchas calizas. Inconmensurables volúmenes de sales de calcio, con las que los elementos se solazarían moldeando y esculpiendo miles de caprichosas formas. Cavernas atiborradas de estalactitas, inimaginables túneles surcados por ríos que cortan una oscuridad pavorosa y murmurante, siguanes que se abren al sol, manantiales que escupen torrentes de aguas azulosas y grietas que igualmente pueden tragarse un río en un abrir y cerrar de ojos, descubren una porción del mundo subterráneo a la curiosidad de los seres que pululan sobre el peculiar campo.
Aventura y exploración en el Petén:
Es aconsejable navegar en los tres ríos más impresionantes: La Pasión con sus amplios meandros, que prolonga el goce de estar en un mundo de color, calor, clorofila y vigorosas manifestaciones de vida; Usumacinta, el señor de los ríos, poderoso, a veces violento y a veces apacible, recomendable para expertos; así como el San Pedro y sus tributarios, en las planicies del noroeste, una vía de hermosura inimaginable que pasa al sur de la zona de pantanos interiores de agua dulce más grande de América Central.
Si el visitante desea introducirse al mundo oscuro y húmedo de las entrañas de la tierra, quizás quiera empezar por las grutas de Naj-tunich, por las de Aktún-kan o por las de Jobitzinaj. Tienen la ventaja de ser muy conocidas y ricas en los detalles propios de las cuevas kársticas: estalactitas, bóvedas, cámaras, pasadizos, "nidos de perlas", el eterno goteo del agua y el acre olor a moho y murciélago. La selva misma es un infinito surtidor de oportunidades para la exploración. Profusión de noveles botánicos se adentran a ella con la ilusión de descubrir una nueva planta medicinal, otros, tal vez vayan impulsados por la búsqueda de una flor de prestancia exótica o de una especie que la ciencia todavía no conoce.
Diseñado por:
Fecha ultima actualización:
Jueves, 22-dic-11 11:15 AM
HP Turismo, El Salvador.
Copyright, © 2009
e-mail: